Nuevo control horario | José Luis Rubio Costa

El gestor administrativo José Luis Rubio Costa publica este artículo profesional en la edición de papel del fin de semana.
Texto del artículo:
La nueva era del control horario: ¿Oportunidad o desafío?
La digitalización avanza a un ritmo imparable transformando nuestra forma de trabajar y
gestionar el tiempo. La pandemia aceleró este cambio para empresas y para la Administración
y ahora nos enfrentamos a un nuevo desafío que alcanza también a los trabajadores: la era del
control horario digital.
El pasado 4 de febrero el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley que busca
reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales y modificar el sistema de registro horario
vigente desde 2019. Esta reforma que viene a alinearse con las tendencias europeas de
digitalización, introduce un nuevo marco normativo que pretende fortalecer la transparencia
en la gestión del tiempo de trabajo, endurecer el régimen sancionador y eliminar el uso del
registro en papel, dando paso a un sistema completamente informatizado.
Dicha exigencia responde a la necesidad de garantizar la fiabilidad, accesibilidad e
inalterabilidad de los datos, permitiendo a los empleados, a la Inspección de Trabajo y a los
representantes sindicales un acceso inmediato a la información registrada. Además cada
empleado deberá realizar el registro de manera personal e intransferible, asegurando que no
pueda ser modificado posteriormente sin dejar rastro, mientras que la empresa se obliga a
mantener los registros durante un periodo de cuatro años, asegurando su disponibilidad
inmediata ante cualquier inspección.
Otro aspecto relevante es el refuerzo del régimen sancionador en caso de incumplimiento, ya
que la ausencia de registro horario o la manipulación de los datos se considerará una
infracción por cada trabajador afectado, lo que puede traducirse en multas significativas que
pueden llegar hasta los 10.000€ dependiendo de su graduación.
Para las compañías esta reforma implica una serie de desafíos operativos. Aquellas que aún
emplean registros en papel deberán implementar sistemas digitales adaptados a la normativa,
lo que requerirá inversión en tecnología y formación del personal. Todo ello sin importar el
tamaño de la empresa, lo que implica que incluso los negocios más tradicionales -aunque
cuenten con un solo trabajador- deberán adaptarse. A su favor hay que tener en cuenta que
este modelo facilitará la gestión eficiente del trabajo, eliminando pérdidas de tiempo
innecesarias, errores administrativos y reduciendo la posibilidad de sanciones por
incumplimientos involuntarios, además de contribuir a mejorar el clima laboral.
Los trabajadores dispondrán de una mayor protección frente a abusos laborales, asegurando
que todas las horas de trabajo queden reflejadas de manera fiable y evitando la realización de
horas extraordinarias no reconocidas. Además, refuerza la transparencia y el derecho a la
desconexión digital, permitiendo un mayor equilibrio entre la vida personal y profesional.
Oportunidad o desafío, la decisión está en manos de cada empresa. Aún queda por conocer la
versión definitiva, pero lo recomendable es iniciar cuanto antes la transición al nuevo modelo
de registro digital, reduciendo riesgos y asegurando el cumplimiento de la normativa que está
por venir.
José Luis Rubio, gestor administrativo colegiado número 862.